sábado, 8 de octubre de 2011

Yerma

¿Qué hay en los desiertos? ¿Distancias? ¿Espacios que se pierden sin principio ni fin?
Para mí que el desierto es esto, es blanco. Es el silencio en el interior. Es el mutismo de mi cabeza, es la dureza en el corazón. Es somnolencia. Es la quietud. Ante todo la quietud. Atravesar este desierto, sin brújula, sin horizonte, sin ni siquiera tener una certeza de que en alguna parte, tras una montaña, tras un medano, hay un camino. Una línea que me una a algo, a alguien, a mí.
El desierto se carga de luz, encandila. Siempre hay luz y ni siquiera sobreviene una noche que me rebalse de miedo, de oscuridad. No hay lobos, no hay cuervos. ¿Qué clase de desierto es el que tengo adentro, qué forma de la esterilidad, del cansancio…?

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