viernes, 28 de septiembre de 2012

Los hombres de mi pasado se casaron y tienen hijos


Eso lo voy descubriendo gracias a Facebook, esa nueva encrucijada social que actúa en contra del olvido, del pasado, de la renovación, de la evolución de una vida.
“Estoy modificando mi perfil para que él lo vea”- escuché decir el otro día. No importa cuánto tiempo haya pasado desde la última vez que nos vimos, el facebook borra el tiempo, la distancia, y está ella, él, ellos, falsamente rozagantes, con hijos, casas, perros, fotos y una sarta de cosas que, como ficha técnica, intenta decirnos qué son, en qué los convirtió el tiempo, cómo se las arreglaron sin nosotros, cómo todavía intentan seguir  sonriendo.
Sucede que las personas que queremos ver realmente, que extrañamos, no tienen Facebook, no son localizables más que en la propia memoria. Petrificados, jóvenes, sonrientes, congelados en el tiempo del recuerdo. Íntimos, frágiles.
Qué cosa linda encontrarse en la calle con alguien que extrañamos y hace mucho no vemos. Qué lindo que Google nunca sepa de ellos.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Naranjo en flor

...Y en esa calle de estío, 
calle perdida, 
dejó un pedazo de vida 
y se marchó...





miércoles, 19 de septiembre de 2012

Alfarero


Cerraste los ojos.
Es raro.
Despertaste un verano y arrastraste hacia mí
El mundo.

Cerraste los ojos.
Es raro.




miércoles, 12 de septiembre de 2012

Incentivo docente

La docencia es un único gran momento de soledad.
Un ruido sordo, voces bajas que no se escuchan.
Es una línea que nunca se cruza.
Una promesa descolorida ya al enunciarse.
Todo caduca un segundo antes de ponerse en marcha: los cuentos, las actividades, los exámenes. Todo pasó antes de cualquier moda.
Pero la soledad nace: en el punto cualquiera de cualquier trayectoria y empieza a lamer y a extenderse, y a ocupar resquicios de tiempo que se vuelven horas, y días, y años enteros.
Al final, desde la otra orilla, miramos atrás y vemos ese hueco, ese augujero docente que se comió nuestras voluntades. Ese gran espacio de soledad, desértico e invisible, que los nuevos de entonces empezarán inocentes, ignorantes, a ocupar.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Mr. Postman


Cada tanto, como una gota de una canilla mal cerrada, cae, en mi buzón, una carta.
La leo, quizás la releo. Pero no la respondo.

Cada tanto, abro, también, cartas que escribí y no mandé.
Como el souvenir de un viaje a un lugar que ya no voy a volver. Queda eso. Es eso. Un recordatorio, un sentimiento clavado como un alfiler, para mirarlo y saber que existió cuando ya se extinga.

Un diálogo en el vacío. A destiempo. Cartas que no envío ni respondo. Respuestas que no doy y que no pido.

Pero las palabras me cruzan y me traspasan. Están ahí. Se empiezan a desperezar como animal dormido, lentas, pesadas, oscuras. Se remueven. Oigo el murmullo apagado del fondo del recuerdo que sube, como voluta, a mi oído.

No tiene caso romper las cartas, no tiene caso no plasmar las palabras. Las palabras van  y vienen, a mi pesar, en la mente, en el tiempo, a tu buzón.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Los ojos que te merecés


Esos, que manan mármol picado.
Que prefirieron desviarse, no verme.
Patearme las lágrimas, como hojas muertas del camino.

Mi silencio te pertenece y mi oscuridad.