Estoy
ebria.
Debería
esperar que todo baje, que las burbujas se esfumen, que se me calme la sangre.
Pero en vez
de eso, escribo, borracha, con ganas, con las burbujas a punto de explotar, con
la sangre revolviéndoseme en el estómago, golpeándome como un mar las orillas
de la piel, saliéndome de quicio, desguazándome por dentro.
Esperando.
Ebria. Escribo.
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