viernes, 27 de junio de 2014

Sol y besos

Siento el olor del cloro de la pileta en mi mano. Me recuerda el placer de trasladar mi cuerpo en una superficie blanda, acariciante, envolvente y suave. Mi cuerpo. Esa masa que necesita sol y besos para expandir los músculos. Que es paseado por mi mente por infinitos espacios, reales e irreales. Que habita, que ocupa, que se contrae de frío mientras espera.
¿Qué hago con él? Lo acaricio, lo voy adormeciendo, le digo que algún día otro cuerpo recorrerá una distancia inconmensurable para sentirlo.
Mientras tanto, mi cuerpo se sumerge, y nada.

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