Yo miro
nuestra foto en el sur y el alma se me hace una pelotita de ping pong.
Yo reconozco en mis facciones, en las arrugas de
mis ojos, en la forma en que sonrío colmando la capacidad de mis comisuras, la
felicidad. Cuando sos feliz no te importa salir en las fotos con la cara hecha
un acordeón, y yo, hace mucho que me preocupo demasiado por cómo salgo en las
fotos.
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