miércoles, 10 de mayo de 2017

Persistencias

La luna llena me entró por los ojos y me habitó. La noche azul en su amplitud me llenó la boca de palabras, y las venas de calor, de calor mío y no tuyo.

Y no importó saber que esa noche no daría un paso más en el camino simple en el que caminábamos. Porque mis pies ya iban adelante, porque tu corazón ya se había rezagado en otra noche.

Los versos que escribí hace poco ya no verán la luz. En un cajón quedarán junto a las demás cartas de desamor. Me quedarán algunas sutilezas,

tu silencio que siempre habló más de lo que suponías.

Y la picardía, que se nos perdió en un ademán cotidiano.

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