sábado, 11 de septiembre de 2010

Fragmento de un largo poema lleno de viejas certezas

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Cómo cuesta, no hay nada más que pueda agregar. Será siempre así. Yo siempre seré la que esté lejos. La falta. El hueco. Una transparencia a tu alrededor que cualquier rostro llena. Una excusa fácil de elucubrar mientras se va caminando a un depto de Barrio Norte. Polvo en un zapato que va perdiéndose por el camino. Un beso, otro beso y la pena se va con el humo. Qué bueno que viniste, acá sí se está calentito. La piel que se basta a sí misma. No hay marcas, no hay fotos, no hay nombre a recordar. No hay nada que me lleve, no hay colectivos para esa dirección. Se está o no se está. Y yo, nunca estoy.

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