jueves, 15 de septiembre de 2011

Para mi amigo querido

Me llega tu tristeza desde algún lado. Llega con la fuerza de lo que está ausente y se trae con el pensamiento. Me llega, por ejemplo, un día hace diez años, cuando supe que aquello que había quedado dormido en mi voz, dormiría por siempre. Ojalá no te haya quedado gravitando ningún abrazo por dar, ojalá hayas llevado todas tus tardes de niño prendido a los ojos, ojalá las hayas dejado, corriendo, flotando, por siempre, en su sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario