Busco un lugar dentro de la casa desde el cual
mirar otra cosa. Un punto de vista. Un rectángulo de visión, un recorte
especial de las nubes a lo lejos. De la tarde que muere, de la temperatura que
va resbalándose fría por las manos. Un búnker de ventanas abiertas, de
corrientes de aire, de sol descansando en largos bastones en el piso.
Lo busco, y de a ratos lo encuentro.
El gato me sigue y se queda conmigo.
Comparte mi punto de vista.
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