Quizás
te molestó que en plena reunión familiar me siente en una mesa a tomar cerveza y a mirar alrededor. O que de todos los invitados, elija de compañía al gato
sobre la mesada.
Sé que
nunca tendremos como tema de conversación los pormenores de las heces de
nuestros hijos. Yo no tengo hijos, y si los tuviera no hablaría de sus heces.
Quizás
te incomodó que diga en medio de seis matrimonios que nunca me voy a casar, que
no creo en la fidelidad (y ahí tu marido apartaba disimulado la mirada).
Es
posible que no entendieras que una mujer puede elegir.
Quizás
te molestó ver como aún no termino de ser, no termino de convertirme en algo.
Pero yo
te entiendo. Claro que te entiendo.
A nadie
le gusta que una mosca se asiente en la mesa de dulces. Hay que taparlos con una
campana.