No les perdono.
Los días de frío, la falta de caricias, el abrazo que se quita cuando urge ser amada.
No les perdono el teléfono que suena y no se atiende. Las palabras que se esperan y no llegan.
No les perdono que se escuden en mis sentimientos para justificar su desamor.
No les perdono que regresen como si no hubiese heridas que siguen supurando.
No les perdono.
Sólo a mí me perdono, porque alguna vez me humillé, creí no ser nadie ni merecer a nadie. A mí me perdono y me invito gentilmente a seguirme amando.
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