Anoche
en el sueño, mientras te soñaba (tu cuerpo pegado al mío, abrazándonos
frenéticamente) me di cuenta que te quise.
No fue
mentira que te extrañé. Me dolió realmente tu alejamiento.
Me
gustaba tu cuerpo. Tu mirada azul. Tu amaneramiento.
Me
gustaba que no fueras enteramente hetero, me gustaba sentir que yo te gustaba.
Hace un
año vivíamos un pequeño idilio. Noches de amor y ternura. Creía que nos íbamos
conociendo y nos iba entusiasmando lo que íbamos descorriendo.
Como
siempre, resultó que sólo yo me iba entusiasmando.
Así, me
sucede desde siempre.
No
parecés ser de los que vuelven. Es lo único que te diferencia de los demás.
Mi cuerpo
en este momento es puro dolor físico.
Mi alma
quedó perdida en alguna tarde triste de domingo.
Sólo en
sueños experimento algún tipo de placer. Con personas que ya se han alejado,
para las que ya no significo más que una imagen en un pequeño recuerdo.
Estoy soñando
cada noche con un amante distinto. Sólo anoche
tuve una revelación, con vos. Me hubiese gustado que sigamos juntos.
A Pablo
D.