viernes, 17 de agosto de 2012

Días de lluvia


Días hace que no deja de llover. Se me arruga la piel de las manos, se me empasta el pelo, la ropa no se seca. Pero en mi interior, todo se mantenía a salvo. Aunque el paraguas no se abriera bien, aunque por los cordones de las botas entrara el agua de los charcos y me mojara las medias, aunque pasara un auto inmisericorde y me enchastrara con el agua sucia de las banquinas. Adentro, resguardado. La lluvia no tocaba.
Hasta que empezó a gotear, y gotear, persistente, preciso, implacable, el pensamiento.

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