La mañana
de la noche en que el mundo estalle, sé que despertaré sonriendo.
Supongo que
llamaré a la gente que amo, y no le diré que la amo. Pero la voy a escuchar
decir las cotidianeidades que los hacen ser cada día lo que son. Simplemente.
Pienso en
los juegos de mi sobrino, en las rabietas de mi viejo, en tus explicaciones
innecesarias.
Ese día
sabré que todo estallará por los aires. Que no más hasta mañana.
Se acabarán
todas las despedidas de una vez y para siempre.
Esa mañana
despertaré sonriendo.
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