lunes, 10 de septiembre de 2012

Mr. Postman


Cada tanto, como una gota de una canilla mal cerrada, cae, en mi buzón, una carta.
La leo, quizás la releo. Pero no la respondo.

Cada tanto, abro, también, cartas que escribí y no mandé.
Como el souvenir de un viaje a un lugar que ya no voy a volver. Queda eso. Es eso. Un recordatorio, un sentimiento clavado como un alfiler, para mirarlo y saber que existió cuando ya se extinga.

Un diálogo en el vacío. A destiempo. Cartas que no envío ni respondo. Respuestas que no doy y que no pido.

Pero las palabras me cruzan y me traspasan. Están ahí. Se empiezan a desperezar como animal dormido, lentas, pesadas, oscuras. Se remueven. Oigo el murmullo apagado del fondo del recuerdo que sube, como voluta, a mi oído.

No tiene caso romper las cartas, no tiene caso no plasmar las palabras. Las palabras van  y vienen, a mi pesar, en la mente, en el tiempo, a tu buzón.

2 comentarios:

  1. Un diálogo en el vacío, como cuando lees a los otros y te lees vos en el eco, lees que responden tus dudas existenciales, responden a tu ansiedad. Me gustó mucho ♥

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