¿Te acordás de mi timidez?
¿De cómo me costaba mirar a los ojos, decir lo que pensaba,
demostrar desprecio, o ternura?
¿Te acordás que me escondía dentro de mi cuerpo y me hacía
más chiquita aún? Al punto de invisibilizarme? De volatilizarme? De no estar
nunca?
¿Te acordás que me tropezaba en cada palabra? Qué no podía
ni “buen día” decir sin ahogarme?
Yo no sé si te acordás…
Yo me acuerdo, porque llenaba y llenaba cuadernos con todo
lo que no sabía decir…
No hay comentarios:
Publicar un comentario