A veces es necesario sentir y no
escribir. Sentir a fondo y no escapar. Sentirse a fondo, sentir las llagas y la
miseria, saber del barro en el que pulula lo peor de nosotros.
No somos puro amor, no somos
puto amor. Somos una hiena, una sanguijuela, un carancho mal parido.
Si nos desnudamos, si de verdad
un día nos desnudamos el uno frente al otro vamos a ver que somos
puercoespines, peces escamosos y escamoteadores, heridas abiertas que nunca
cicatrizan y supuran, y separan los pocos tic tac que nos mantienen unidos.
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