domingo, 26 de enero de 2014

Al domingo, con amor

No se debe escribir un domingo.
Porque las palabras salen húmedas, con olor a olvido, a recuerdo enmohecido.
Nunca debe uno tomar decisiones un domingo. La única decisión posible es colgarse, es arrojarse a las vías del tren. Y no vamos a poder arrepentirnos el lunes.

Al domingo hay que mirarlo. Con los ojos bien abiertos, inquisitivos. Mirarlo como si esperáramos una respuesta. Descolocarlo, presionarlo, hacerlo llorar. Hasta que salga  corriendo a tirarse por un precipicio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario