¿Y qué hay de malo si entre
estas cuatro paredes empiezo a pensar en mí misma?
Si leo mis libros, si hago
silencio a las preguntas del mundo exterior, si deploro lo material, si me
escucho gritar o susurrar por dentro, si miro series nerds y hablo de series
nerds con nuevos nerds. ¿Qué hay de malo si no quiero acostarme con el primero
que me ofrece su miembro erecto? ¿Qué hay de malo si como helado como si fuera
la última vez en la vida?
Arrojada al absurdo, qué hay de
malo si lo vivo intensamente.
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