miércoles, 1 de enero de 2014

Por seguir al Conejo Blanco...

...terminamos ahogándonos en nuestro propio llanto.

“Pronto advirtió que estaba dentro del charco de las lágrimas que había vertido cuando medía dos metros y medio de altura.
     - Desearía no haber llorado tanto – dijo Alicia, mientras nadaba en procura de la salida -. ¡Ahora me castigarán, supongo, por haberme ahogado en mi propio llanto!”






No hay comentarios:

Publicar un comentario