“Pronto
advirtió que estaba dentro del charco de las lágrimas que había vertido cuando
medía dos metros y medio de altura.
- Desearía no haber llorado tanto – dijo Alicia,
mientras nadaba en procura de la salida -. ¡Ahora me castigarán, supongo, por
haberme ahogado en mi propio llanto!”
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