viernes, 9 de mayo de 2014

Cortocircuitos absolutos

Reduciéndome a la mínima expresión. Sin extender brazos, ni cables, ni puentes.
Dinamitando pasos, cerrando atajos, abriendo puertas y ventanas para que no existan adentros ni afueras. Una estancia simple y sin pretensiones en la vida. Una retirada, un arrío de velas, una deriva sin corriente.
Un coro de voces a lo lejos, distancias justas y sin voluntad de ser transitadas.
Un blanco. Un silencio. Una quietud.
Una Pompeya de los circuitos.

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