Un
cristal traslúcido
Por el
que entreveo la repetición de lo mismo.
Apenas
lo mismo.
Una y
mil veces lunes
A las
seis de la mañana.
O
viernes, a la una del mediodía.
El día
es una cúpula que encierra la pena
La
recubre de sol y de frío.
Brillan
soles internos
Me
agujerean la tristeza
Me
aguijonean apenas un poco
Para
que siga caminando
Fantasmal
bajo el cielo azul
Del día
lunes.
Que me
empuja con su irreverencia
Y me
arranca inmadura de la tierra.
El
lunes me violenta
Me tira
toda la luz en la cara abotargada.
Soy un
ratoncito en una vieja rueda
Repito
ciclos de cansancio
Porque
aún olvido.
Como
Sísifo.
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