lunes, 12 de mayo de 2014

¡Oh, Hermana mía...!

A veces miro mis fotos como si fuesen las de alguien que murió.
No me reconozco en ese brillo en los ojos, en la sonrisa, en la inocencia que expresa, en definitiva, ese rostro frente al porvenir.
Hasta la forma de tomar los objetos es adorable, es fácil. El gesto aparece como algo espontáneo. Era yo. Era una chica que nunca supo lo grandiosa que era.
¿Dónde te metiste, Patricia? ¿Será que nunca más vas a volver?

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