Debería ser una opción aceptar.
Debería ser una opción tomar el
sentimiento, ponerlo como piedra en mitad del camino y hacer algo con él.
Si cierro los ojos me pego el
palo, si lo abrazo, me paralizo.
Mejor lo escupo. Lo rompo. Con
otros sentimientos como pedradas.
¿Qué me importa?
¿Qué te importa que tenga un
sentimiento duro como un cascote en mitad del pecho, que duele cada vez que
abrís la boca, que duele cada vez que abrís los ojos?
Tengo que dejar de caminar tan
desnuda, tan descalza, por cualquier ruta, bajo cualquier sol.
Tengo que rechazar ese almohadón
que me ofrecés. Tengo que sentarme sobre un banco frío hasta que se me congele
el cuerpo, hasta que se me congele cualquier apariencia de sentimiento.
¿Tengo, acaso, alguna opción?
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