sábado, 23 de julio de 2011

Siempre le tuve miedo al viento

Siempre le tuve miedo al viento. Y ella es como el viento. Abre la puerta de casa, sin aviso, irrumpe, me tira los adornos de la repisa (no me importa, los levanto), pero me apaga la llamita, la pequeña llamita que coronaba la vela, y que me salvaba de la penumbra.
Con esa llamita yo iba y venía. Iba al patio, le daba de comer al perro. Me hacía el desayuno (cuidaba bien de no poner sal al café o azúcar a la sopa). Me peinaba, me hacía mis dos trenzas con lazos del mismo color. Gracias a esa llamita podía quedarme leyendo hasta altas horas de la noche. En mi habitación simple había sombras, claroscuros, podía ver el sutil movimiento de los insectos (y evitar enredarme en una telita de araña, o mataba impiadosa un mosquito). Esa llamita hasta hacía que mis sueños fueran cálidos, tranquilos. A la mañana, la llamita y el sol por un instante se hermanaban. Yo abría los ojos y me llenaba el espacio de los objetos conocidos y queridos.
Pero ella es como el viento, y apagó mi llamita cuando pasó por aquí, ululando, despótica. Me despeinó las trenzas (no importa, las vuelvo a armar), pero apagó mi llamita, la pequeña llamita que me salvaba de vivir a tientas, perdida en mi propia casa.
¿Dónde dejé mi abrigo? ¿Dónde está el grabador? ¿Cómo leo mis cartas?.
Siempre le tuve tanto miedo al viento…

1 comentario:

  1. jajaja, me encantó, She's like the wind, como si repitieras esa canción ochentosa en algún momento de la trama

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